Revistas científicas: entre los presupuestos y la evaluación

Por Guillermo Banzato (17/10/2015)

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La Cátedra Libre Ciencia Política y Sociedad de la Universidad Nacional de La Plata organizó el año pasado en nuestra Facultad un interesante debate en torno a las publicaciones científicas y como quedó mucha tela para cortar, fuimos invitados nuevamente el mes pasado, esta vez a la Facultad de Ciencias Exactas, con el fin de hacerlo más interdisciplinario.

Allí pudimos comparar dos modelos de gestión de revistas científicas: nosotros explicamos nuestra propuesta apoyada en el Acceso Abierto y el Dr. Néstor Caffini, editor de Acta Farmacéutica Bonaerense (hoy convertida en Latin American Journal of Pharmacy) presentó esta revista comercial cerrada, gestionada desde el Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires.

La propuesta de los organizadores giró en torno a la tensión en las publicaciones científicas entre el Acceso Abierto y el negocio editorial, desplegándose en tres preguntas disparadoras: ¿la evaluación bibliométrica es la única posible?, ¿el factor de impacto es realmente un parámetro de calidad?, ¿el Acceso Abierto puede ser el principio de un cambio?

Una de las diferencias más notables consistió en las características de la gestión de las publicaciones: las Ciencias Sociales y Humanas tienen una larga tradición de gran cantidad de publicaciones abiertas sostenidas por fondos públicos y menos arraigo de los parámetros de evaluación; en cambio en las Ciencias Exactas y Naturales se valida el conocimiento científico a través de un conjunto más reducido de publicaciones, mayoritariamente cerradas y gestionadas por empresas comerciales o asociaciones (como el caso de LAJF), que deben dar cuenta de un factor de impacto, por mínimo que sea, para atraer a sus autores. El idioma es otra diferencia importante, pues la defensa del castellano, como expresión de la diversidad y riqueza de las lenguas para transmitir una idea en Ciencias Sociales y Humanas, se contrasta con el dominio del inglés como lengua franca en Ciencias Exactas y Naturales. Esto implica, también, un diálogo diferente con distintos países, destacándose que en LAJP son los científicos chinos los que más publican, mientras entre los evaluadores tienen un papel destacado los latinoamericanos.

Sin embargo, coincidimos en que como en Argentina la ciencia es solventada por el Estado, el Acceso Abierto es una gran oportunidad para reorientar las inversiones en publicaciones científicas para aumentar la visibilidad de las revistas nacionales, puesto que mientras el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva dispone de unos 20 millones de dólares en comprar la suscripción de unas 12.000 revistas comerciales cerradas, no hay fondos especialmente destinados a los editores argentinos para procesar sus revistas con el fin de que estén en diferentes bases de datos internacionales. En ese sentido, es destacable el esfuerzo que está realizando nuestra Facultad y también la propuesta del PISAC para mejoramiento de las revistas en Ciencias Sociales y Humanas.

Hubo otra coincidencia en relación con el peso abrumador de los parámetros de evaluación en las decisiones de los autores para publicar en AA o en revistas cerradas. Un tema controvertido, sobre todo porque, aun con las críticas que se le realizan, el factor de impacto y el índice H son hegemónicos como parámetros de evaluación en Ciencias Exactas y Naturales, mientras que las Ciencias Sociales no dan el brazo a torcer, especialmente porque la notable dispersión de las publicaciones hacen muy difícil su aplicación. Las relaciones de poder en las diferentes disciplinas, sobre todo en las comisiones de CONICET, quedaron en evidencia a la hora de pensar posibles acciones a favor de la utilización de otros criterios de evaluación que reflejen las especificidades de cada colectivo disciplinar. Finalmente, un mayor involucramiento de los investigadores y becarios en estos temas fue armando una agenda común para próximos debates que ojalá sean tan fructíferos como éste.