Bloqueo y lobby en contra de las editoriales monopólicas

Por Marcela Fushimi (29/06/2018)

En los últimos años venimos observando un esperanzador giro en la relación entre las editoriales científicas dominantes -como Elsevier, SpringerNature, Wiley y otras-,  y los distintos países a la hora de negociar la renovación de sus contratos de acceso a las publicaciones. Como es sabido, las instituciones académicas y de investigación de cada país -generalmente asociadas entre sí de alguna manera y con financiamiento estatal- negocian anualmente con cada uno de los proveedores el acceso a la literatura científica.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Montreal (Larivière, Haustein & Mongeon, 2016) en Canadá mostró que los precios de las suscripciones son establecidos unívocamente por los editores internacionales y son sustancialmente más altos del costo real que implica la publicación. Este negocio es muy peculiar, ya que a diferencia de otras relaciones comerciales, aquí los autores entregan sus bienes -el conocimiento- de forma gratuita a los editores, y los consumidores -lectores e instituciones- tenemos que pagarle luego a los editores para poder acceder a ese mismo conocimiento que fue financiado, en la mayor parte de los casos, por nosotros mismos mediante financiamiento público.

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Según un informe (Shearer, 2018) de la Asociación de Bibliotecas de Investigación de Canadá, globalmente, de 2011 a 2015, los precios de las revistas académicas aumentaron entre un 5% y 7% por año, acumulando alrededor de un 25% en 4 años, con incrementos similares en 2016 y 2017. Esta tendencia excesiva de incremento de precios viene sucediendo desde hace al menos tres décadas: el índice de precios al consumidor en Canadá apenas alcanzó el 2% por año durante el mismo período, y las 29 instituciones académicas miembros del consorcio pagaron alrededor de $167 millones en 2011, $215 millones en 2014 y casi $260 millones en 2016 para acceder a las revistas. Los 5 editores “top” que controlaban cerca de la mitad del mercado y casi el 70% en algunas disciplinas alcanzaban márgenes de ganancia del orden del 29 al 39%. Otro problema frecuente en las negociaciones es la poca transparencia del proceso de contratación de las suscripciones, ya que los proveedores imponen cláusulas de confidencialidad que impiden divulgar los acuerdos alcanzados, y eso hace muy difícil la comparación de los precios y condiciones de cada contrato.
Frente a este escenario, comentaremos a continuación algunos eventos recientes que muestran un cambio de enfoque de algunos países y consorcios en su negociación con las editoriales que monopolizan el mercado de la edición científica.

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En diciembre de 2016, más de 60 instituciones de investigación alemanas anunciaron la cancelación de sus suscripciones a revistas de Elsevier a partir de enero de 2017, como forma de presión para lograr un mejor acuerdo económico nacional y mayor transparencia en la negociación. Asociados bajo el nombre de Projekt DEAL, propusieron un modelo en el cual los artículos de académicos alemanes publicados en revistas de Elsevier estarían en Acceso Abierto bajo una licencia de Creative Commons, y además las instituciones participantes del consorcio podrían acceder a todo el acervo de revistas electrónicas de Elsevier. A cambio de lo anterior, Projekt DEAL acordaría pagar un precio justo basado en una fórmula acordada, pero Elsevier rechazó el acuerdo y sostuvo el acceso mientras continuaban las negociaciones. En octubre de 2017 se difundió la noticia de que científicos alemanes renunciaron a formar parte de los comités editoriales de muchas de las revistas editadas por Elsevier, como forma de protesta y presión. Además, hoy ya son alrededor de 200 las instituciones que cancelaron sus suscripciones con Elsevier. No obstante ello, y aunque se han logrado avances con Springer Nature y Wiley, las negociaciones con Elsevier siguen empantanadas en Alemania.
Francia es otro país que canceló a fines de marzo de este año las suscripciones que el consorcio de instituciones de investigación Couperin.org mantenía con SpringerNature, al no llegar a un acuerdo razonable para las revistas de Springer y rechazar el aumento de precios impuesto por la editorial. Según el consorcio, los costos deberían bajar en vez de subir, ya que muchos autores franceses publican en revistas de Springer pagando las tasas correspondientes para que sus artículos estén en acceso abierto.
En Finlandia y Corea del Sur, Elsevier también tuvo dificultades para llegar a un acuerdo, y en Canadá la Asociación de Bibliotecas de Investigación difundió el informe comentado al inicio de este post, que propugnaba por un enfoque coordinado nacional para enfrentar el aumento insostenible de los costos de las suscripciones.
En Suecia, el consorcio Bibsam, que representa a 85 instituciones de investigación y educación superior del país anunció que suspendería el acuerdo actual con Elsevier a partir del 30 de junio de este año, debido a que el editor no cumplió con sus requerimientos, que consistían en: ofrecer acceso abierto inmediato a todos los artículos de revistas de Elsevier cuyos autores fueran investigadores afiliados a las organizaciones miembro del consorcio; permitir a estas organizaciones un acceso de lectura para todo el contenido de las revistas de Elsevier; y ofrecer un "modelo de precios sostenible, que permitiera una transición al acceso abierto". Asimismo, el consorcio se quejó de que, a pesar de invertir 12 millones de euros en 2017 en el pago de suscripciones a Elsevier, tuvo que gastar además otros 1.3 millones en pagos de article-processing charges (APC), ya que los científicos suecos publican alrededor de 4000 artículos anuales en revistas de Elsevier.
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A more adequate logo for Elsevier? Image via Graham Steel / Flickr

Otra movida contra Elsevier que tuvo mucha repercusión fue The Cost of Knowledge, un boycott iniciado por matemáticos para denunciar las prácticas abusivas de la editorial y declarar públicamente su decisión de no colaborar como evaluadores, integrantes de comités editoriales y autores de trabajos para revistas de Elsevier. El sitio registra a la fecha más de 17 mil adhesiones de científicos de todas las disciplinas y áreas geográficas del mundo, y recientemente se difundió otro boycott, en este caso por parte de investigadores del área de la inteligencia artificial, contra la revista Nature Machine Intelligence (Statement of Nature Machine Intelligence), rechazando la creación de una revista cerrada en un campo que se caracteriza desde su nacimiento por adherir al acceso abierto y compartir libremente sus producciones.

En el caso de Argentina, es el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva  (Mincyt), como representante de las instituciones académicas y científicas del país, el encargado de negociar con los proveedores internacionales el acceso a las publicaciones, en lo que se conoce como el programa de Biblioteca Electrónica de Ciencia y Tecnología, portal centralizado desde el cual las instituciones autorizadas accedemos a las publicaciones científicas. Según la información publicada en el portal, en 2016 el costo de las suscripciones fue de casi 22 millones de dólares por acceder a 13.275 títulos de revistas, lo que incluye también el acceso a bases referenciales y otro tipo de recursos electrónicos (ver recursos suscriptos). El portal se creó en 2002 y en 2008 el programa se incorporó al presupuesto del Ministerio, ampliando sus colecciones digitales. En los últimos 8 años, el costo de las suscripciones pasó de 11 a 22 millones de dólares sin que se hubiera registrado un aumento significativo en la cantidad de títulos disponibles, y aún no se conocen las cifras finales de la negociación para el año en curso.

Volviendo al ámbito europeo, el ejemplo alemán tuvo sus repercusiones en España, donde recientemente se difundieron en la prensa (Villareal & Escudero, 2018) y de forma muy crítica los costos de las suscripciones a Elsevier y otros proveedores que realiza individualmente cada universidad y/o consorcio regional, revelando cifras por demás onerosas, que en algunas ocasiones superan las pagadas por un sólo país, como es el caso de Finlandia.
A 17 años del nacimiento del movimiento por el acceso abierto a la literatura científica, este giro en la posición de los países y organizaciones a la hora de negociar los accesos, y la presión que se está ejerciendo sobre los principales proveedores podría significar un cambio realmente trascendente para toda la comunidad. El modelo que proponen las organizaciones y países en conflicto consiste, a grandes rasgos, en pagar para publicar (los famosos APC) a cambio de que el acceso sea libre, gratuito y universal. O al menos que lo sea para los miembros del consorcio o país que paga los APC, a un costo razonable.
Por lo pronto, Elsevier resiste los embates y se mantiene firme en su postura, consciente del poder que ejerce al monopolizar un importante sector del mercado editorial científico. Mientras estas negociaciones se desarrollan en Europa, en los países con menores recursos observamos con preocupación cómo se nos reduce la posibilidad de publicar en revistas internacionales, a la vez que seguimos contando con accesos limitados a la literatura científica.

Referencias